viernes, 15 de junio de 2018

Caperucita roja.

Caperucita se fue al bosque con su canastita. Ella no quería pero su madre lo ordenó.
Su abuela tampoco le caía muy bien, siempre se reía de su caperuza.
La abuela no olía bien, tenía un desagradable aroma,
que se mezclaba con el de su ropa y el del exceso de maquillaje que solía usar.
Golpeó la puerta, se abrió de inmediato,
la abuela la miró y le arrebató la cesta de las manos.
Comenzó a devorarse los pastelillos.
Caperucita miraba cómo se iban llenando de crema sus manos y cara,
de pronto sus ojos quedaron fijos y su cabeza cayó de bruces dentro de la cesta.
Caperucita la observó y cerró la puerta.


 ( Texto y fotografía P. Baeza M.)

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